martes, noviembre 17, 2009

Caminata casual, rastreo y otras cosas.

Que tal?

Este fin de semana ha sido uno muy largo y productivo. Me encuentro muy contento pues ayer pude darme un tiempo para estirar las piernas y relajarme un poco del trajín diario. De hecho, voy a ver si se dan los medios para poder salir y realizar mis prácticas de supervivencia en un entorno más "natural" sin tener que irme lejos (pues muchas cosas de momento me lo impiden) y así traerles reportajes más frescos. La idea venía rondándome la cabeza desde hacía buen tiempo, y por fin la pude concretar, por lo pronto pude armar este pequeño "reporte" el cual poco a poco fue tomando forma, saliendo varias aristas a explorar. Lo bueno es que sólo intentaba realizar una caminata casual, jaja! pero en fin, más delante veremos los tres puntos que saqué a conclusión.

Como iba diciendo, el escenario es la pradera desértica que se observa en los alrededores de mi ciudad. Vivo en una área de fraccionamientos de relativamente nueva construcción (aproximadamente 5 años) y aún al día de hoy puedo ver cómo la zona silvestre que otrora ocupara lo que hoy es esta área urbanizada, no quiere ceder su espacio. Se puede observar el tránsito de liebres (que por pasar la carretera terminan sus días como tapete público), perritos de pradera, ardillones, algún que otro gavilán, auras, un buen de reptiles pequeños y aunque estos no los haya visto, sé de buena fuente que por ahí andan coyotes.

Pues bien, la ruta de esta caminata fue muy sencilla, la tarea fue subir un cerrito que se encuentra a espaldas de mi hogar, un pequeño coloso de cara muy amable y llana, sin ningún reto o dificultad más que sus 45-50º de inclinación (aprox.) simplemente puesto ahí para pasar el rato, jeje!. La salida de mi casa fue a las 8 de la mañana y pude tocar la punta del cerrito en poco menos de media hora.


Vista parcial de mi ciudad desde la cima del Pequeño Coloso (Este)


Vista del lado contrario (Oeste) el "Mar de Dunas Pétreas" ó "Valle de Arrakis" jaja!


1.- El Rastreo

Vaya, que como iba sin ningún propósito más que el de pasarme un rato tranquilo, comencé a ver algunas señas en el camino que me indicaban el tipo de personajes que por ahí pululan, a saber, cánidos, ya sea que patrullen por ahí alguno que otro coyote o sean los perros ferales que rondan el par de rancherías que pueden divisarse desde el punto donde me situaba, el caso es que fui encontrándome pequeñas muestras de excremento que reforzaban esas sospechas.



En algunas se puede notar un poco de los hábitos alimenticios de estos animales, ya que viendose en necesidad, recurren a la basura que otros animales de dos patas desechan en esos sencillos pero bellos páramos (de eso hablaré más tarde). Algunas trazas de pelos de mamíferos pequeños (ya sean premios de caza o carroña) y otro tanto de "frutillas" silvestres completan la dieta, como pueden notar.


Ya cuando me di cuenta, estaba yo en toda pose de Sherlock Holmes, cámara en mano sustituyendo la lupa y una barrita energética sustituyendo la pipa, jeje! siguiendo las deposiciones, o lo que yo interpretaba como el rastro de estos animales. Poco a poco exploré la zona aledaña a la cima esperando encontrar pelos enganchados en arbustos bajos u otra cosa que delatara la identidad del animal que ronda esa parte del pequeño coloso, pero no hubo tal, a lo mucho encontré un par de "guaridas" improvisadas en arbustos pequeños y una cantidad ínfima de pelillos y materia a medio mascar de basura en su derredor, ¿quizás es la "base" donde descansan para poder seguir su ruta? no lo sé.Añadir imagen


Pequeño refugio quizás tomado por los cánidos para repostar.



Absorto como estaba, en mi recién asignada tarea de "rastreo" cuando me percaté de un repetitivo sonido, al principio creí que era yo cuando mi chaleco rozaba las ramas bajas de los arbustos en donde me estaba agazapando para tomar las fotografías, pero pronto supe que no era así. A unos cuantos metros de donde estaba y bajando la cara Oeste del pequeño coloso, descubrí a un perrito de la pradera llevando muy hacendoso, una buena cantidad de basura (quizás para su madriguera) en un punto que no alcanzaba a ver, apenas pude accionar mi cámara en el momento en el que regresaba a por más "material de construcción" o "pertrechos". Pido disculpas a mi respetable por no conseguir unas tomas de mayor calidad, mi cámara no es propiamente un modelo para las tareas de filmación, así es que esto es lo que pude conseguir.

Realmente esta fue la "cereza del pastel" de esta caminata, méndigo bichillo me hizo el día.


2.- El Equipo

Otra cosa que tuve oportunidad de hacer fue, por fin, probar en campo mi nuevo "bolsillo de supervivencia". De su adquisición ya había hablado en un post antiguo, pero nunca había tenido oportunidad de estrenarlo. La verdad es que, a diferencia de mi vieja riñonera, este combo de mochila/camel back es todo un lujo. Lo primero en notar fueron sus pads acolchonados para la espalda y los tirantes, que hacen muy placentera su carga, en verdad ni se siente, todo queda muy ajustado y no se mueve ni un ápice, el camelback puede albergar algo así como dos litros de líquido, que en sí conforma un peso "flotante" ya que mientras que el agua se va consumiendo, la mochila se aligera aún más. A pesar de que llevaba de todo, y la cargué todo el tiempo, apenas me daba cuenta que estaba ahí. Considero con bastante seguridad, que ha sido una de mis mejores compras en cuanto a equipo se refiere.

Desde entonces, tengo bastantes planes para ella, como el hecho de llevarla como "mochila de vivaqueo" sin más ni más, sólo habrá que hacerle unas cuantas modificaciones y ya está. Espero estar posteando eso en poco tiempo.


3.- Otro tipo de rastros indeseables

Pues qué va a ser, si mientras toquemos y pisemos estas áreas nunca dejaremos de resistir la tentación de destriurlas o modificarlas de mala forma. Tristemente me di cuenta mientras iba subiendo a la cima, del grado de ñepéz tan gorda que tienen mis vecinos que antes que yo, ya habían visitado este paraje. Sus botes vacíos de soda, empaques y otros desperdicios "adornaban" los alrededores, si hasta un poco de gracia me dio que rematando la cima, se encontraba un pequeño arbusto coronado con una bolsa de frituras, algo así como decretando: "el país de los cerdos reclaman esta cima como conquistada" ...vaya, vaya.

Otra de las cosas que me desagradó mientras veía los rastros que les presenté fue detectar pequeñas partículas de plástico (de envoltorios o empaques) mezclados en la materia fecal y lo más fue ver al perrito llevando a su madriguera pequeños trozos de basura y mierda dejada seguramente por los paseantes.







A este paso no tardaremos en convertir en todo un sub-ecosistema estas áreas, donde los animales silvestres, forzados cada vez a ceder más sus ambientes naturales, se acostumbrarán a depender de los desechos que amablemente les prodiguen los otros ANIMALES DE DOS PATAS. Esa se las dejo de tarea, si van a algún paraje bonito a "pasar el domingo", tenga el respetable la amabilidad de llevar una bolsota para sus desperdicios y por favor le hacen un hueco en el auto para que se regrese con ustedes, no la vayan a dejar "huerfanita" y perdida a su suerte.
Bien mis estimados cuatro, creo que esto es todo por el momento, espero, como ya mencioné, estar reportando más seguido desde este paraje.
¡Hasta luego!
Garrison

sábado, noviembre 14, 2009


...Hay Algo Allá Afuera...
Howdy Folks!

A pesar de que la temporada de festejar a los espectros, monstruos y otros espantos ya ha terminado, no quise dejar pasar más tiempo para compartirles este mi humilde homenaje a las "historias de miedo" que antaño relatábamos al cobijo de las hipnotizantes llamas de la fogata.
Esto era (o sigue siendo en muchos casos) una constante, que al caer el día, despues de una ardua jornada de caminata por el monte, y ya satisfechos los estómagos gracias a una rica cena campirana, la plática llevaba irremediablemente a contar una "charra de miedo". Los sonidos incidentales ayudaban de gran manera a cargar de dramatismo el relato. El búho, el coyote, el trueno lejano o simplemente la intrusión súbita de una racha de viento haciendo aullar las copas de los árboles hacían que la experiencia se intensificara al grado de erizar los cabellos de la nuca. Jeje, bueno, por lo menos para mí sigue siendo un delicioso aderezo de las estancias en esos remotos y desconocidos parajes.
Precisamente hace unas cuantas semanas, me dio mucho gusto volver a encontrarme con uno de los "cocos" de mi niñez, un filme con el que lo pasé muy mal por lo menos un par de noches consecutivas batallando en conciliar el sueño, no se diga ya cuando tenía oportunidad de salir al campo y pernoctar a la luz de las estrellas. El filme que a continuación les presento y comparto es una especie de documental filmado con muy modestos recursos, relatando los encuentros con una de las leyendas más antiguas del continente americano y que de la cual, hay varios símiles incluso aquí en mi tierra. Actualmente dicho filme no pasa de ser una "peli curiosa" y hasta "chafa", pero en su día fue para mí todo un acontecimiento, jejeje.
Bien mis cuatro, es un gusto para mí presentarles mi humilde homenaje a esos momentos de convivencia en los cuales frente a nosotros nos cobijaba la luz y calidez de la hoguera, y que justo detrás de nuestras espaldas comenzaba la insondable oscuridad de lo desconocido. Con ustedes, La leyenda de Boggy Creek.

























Imágenes cortesía de Corbis

viernes, noviembre 13, 2009


(la otra)
Literatura Survival
Parte II

Esos cuatro ¿qué ha habido?

Bien, después de haber hecho una larga pausa, espero lograr concluir esta segunda y última parte con una reflexión lo suficientemente decente jeje. Como bien descubrimos, el asunto que tratamos desde la primer entrega fue la “psicología de la supervivencia”, etiqueta puesta libremente por este su servidor sin otro afán más que el de desmenuzar desenfadadamente algunas características que integran la dinámica física y mental del individuo que se encuentra bajo una situación límite. Recordando dichas características, podemos enumerar el miedo, el pánico, el estrés y sus variantes como son la angustia ante la aparente pérdida de confort, la apatía y el primer rasgo físico que salió a flote representado por la fatiga.

Con esto estamos de acuerdo en una cosa, las aflicciones a las que nos enfrentamos son en gran parte disparadas por mecanismos psicológicos, nada más y nada menos. Nuestro enemigo no es propiamente el entorno o escenario de la catástrofe, sino que habita dentro de uno mismo y toma forma de emociones, estando a la espera de que demos ese paso en falso.


Dado a que todos vemos la realidad según los propios bagajes cognitivos, es decir, según la carga de nuestras experiencias y percepciones que nos hacen reaccionar de tal o cual manera ante ciertas situaciones o estímulos, cada quien atajará la dificultad apoyado en esa carga perceptual "pre-programada". Para algunos la falta de control sobre la situación les hará mella, a otros el sentirse desprotegidos sin la bendita tecnología y los infinitos trebejos que “necesitamos” diariamente, otros más harán lo propio sin una figura de autoridad que les garantice su salvación, otros, se creerán los "machos alfa" de la manada, los invadirá el sentimiento de ser invencibles y terminarán arriesgando el pellejo por méritos "heróicos", y así nos podemos seguir ad-infinitum pues como bien dice el dicho: “cada cabeza es un mundo”.

Por lo tanto, la tarea en la que podemos trabajar a diario es conociendo nuestros límites, deficiencias y rasgos que conforman el lado oscuro de nuestro carácter o personalidad y por consiguiente, descubrir las reacciones emocionales a cada una de las situaciones adversas a las que nos enfrentamos. Si entendiéramos las reacciones de nuestra mente y cuerpo tan bien como conocemos el funcionamiento de un firesteel o una brújula, tendremos allanado un gran tramo del terreno escabroso que nos ofrece una experiencia traumática.

Ahora, sentémonos un momento y pensemos en las situaciones desagradables que nos hayan sucedido en el pasado lejano y no tan lejano (lo que sea, desde encontrar en la mañana nuestro auto con una llanta ponchada, hasta ser víctimas de un episodio criminal)


- Viendo en retrospectiva los acontecimientos, ¿cómo hemos reaccionado?

- ¿Fue justificada, o en verdad, bajo el desarrollo de los acontecimientos, fue innecesaria o exagerada nuestra reacción?

- ¿Qué emociones fueron las que nos asaltaron en primera instancia? escoja:
*Miedo
*Temeridad
*Valentía
*Ansiedad
*Pánico
*Odio
*Resentimiento
*Enojo
*Impaciencia
*Dependencia
*Soledad
*Tedio
*Desesperanza

- ¿Cuánto nos tomó en salir del shock inicial y comenzar a planificar una estrategia coherente?

- Bajo el auspicio de esas reacciones y emociones ¿logramos mejorar la situación o sólo la empeoramos?

- ¿Qué factor fue determinante para el positivo desenlace de tal situación?

Si ponemos un poco los pies en la tierra y contestamos estas preguntas con la suficiente frialdad y objetividad, creo que podemos ir trazando un perfil de lo que podemos esperar de nosotros en una situación límite, al mismo tiempo, bajo ese diagnóstico, detectaremos las ventanas de oportunidad y los puntos de mejora para tratar de controlar esas emociones que resultaron en detrimento de la situación. También cabría hacernos un examen de cómo anda al día de hoy nuestra auto-estima, nuestros valores morales, hacerle auditoria a la educación que hemos heredado de nuestros padres, familiares y grupo social al que pertenecemos, qué tipo de apegos nos encadenan al igual que nuestros vicios y/o manías. Por increíble que parezca, cada uno de esos factores también son determinantes en la manera que enfrentaremos alguna dificultad tanto de grande, como de pequeña magnitud.

De la misma forma, y hacemos un paréntesis para no dejar de lado este punto, estar preparado para una situación límite incluye, por supuesto a nuestro estado físico. No es indispensable prepararse para ser un campeón de pruebas tipo “IronMan”, sino estar concientes de que nuestro cuerpo es la herramienta que va engranada a nuestra mente. Cuidando nuestra alimentación y ejercitándonos diariamente en los aspectos de resistencia, elasticidad y fuerza nos prepararán tanto a tener una mejor calidad de vida como para sortear con sobrada ventaja una eventualidad.


Por útimo, voy a recurrir a la antigua técnica del fusil y reproduciré un conocido acróstico que por su sencillez y contundencia, explica magistralmente qué es lo que debemos/podemos hacer en caso de que nos encontremos en el lugar equivocado, a la hora equivocada.
Este acróstico desmenuza la palabra inglesa STOP (deténgase, pérese ´ai, sereno moreno, etc. etc.) y significa simplemente eso, ver las cosas en calma, detenerse en el acto para pensar con claridad y poder funcionar con eficiencia y eficacia, y la cosa dice algo como esto:

STOP
¡No tenga miedo!
SIÉNTESE si es posible. Cálmese. Lo que pasó, ya pasó y no se puede arreglar. Ud., está en una situación de supervivencia y esto necesita…

PENSAR (aqui iba la T de Think, jeje) – Piense primero. Muévase con prudencia. No haga nada sin pensarlo primero, incluso moverse. Conserve la energía.

OBSERVAR – Mire alrededor. Evalúe su situación y opciones. Acumule suministros, equipo, combustible, agua, refugios y protecciones, etc. Y las capacidades de sus compañeros.

PLANIFICAR – Priorice sus necesidades inmediatas y desarrolle un plan para enfrentarse sistemáticamente a las emergencias.

PRIORIDADES:
1. Cuidados Médicos
2. Refugio y Fuego
3. Comunicaciones y señales
4. Agua y comida
...y parafraseando una máxima que me gustó mucho de nuestro amigo el último cazador de monstruos, el gran Toñazo Paramilitar: Habrá que prepararse e improvisar por igual, después de todo, uno nunca sabe...
Bien, pues hasta aquí llegamos con este tema, consciente de que da para más, lo dejamos aquí, sin tanto "reborujo". Espero que de estos desvaríos hayan sacado algo de utilidad, me doy por bien servido que por lo menos los hayan entendido, jejejejejeje!
Que estén bien mis estimados cuatro, nos vemos en la próxima entrega.´
Garrison